La siempre difícil relación prestaciones/confort en fotografía

Debido a que ya llevo unos cuantos años haciendo fotografías me está ocurriendo algo muy común y que había leído decenas de veces en el pasado pensando que a mí no me iba a pasar: cada vez le doy menos importancia al equipo y más a la creatividad (y a ir ligero de equipaje).

Don MiguelTécnicamente hablando, las cámaras réflex siguen siendo hoy por hoy las reinas en cuanto a calidad de imagen para el usuario de a pie (formato medio y cosas por el estilo quedan fuera del alcance del común de los mortales, seamos realistas) pero no es menos cierto que pesan y abultan bastante, por lo que no son lo mejor para nuestra espalda si nos dedicamos a hacer «safaris fotográficos» de acá para allá.

Compactas, móviles o cámaras bridge tienen el problema de que poseen sensores de imagen de pequeño tamaño, de modo que no pueden hacer la competencia a las réflex por motivos puramente físicos en captación de luz, profundidad de campo, niveles de ruido o precisión de enfoque.

Luna

Sin embargo, hay un punto intermedio muy interesante en las cámaras EVIL que a mí cada vez me gusta más, ya que aúnan las dimensiones y el peso de una compacta avanzada con la calidad de imagen y las prestaciones de una réflex debido al mayor tamaño de su sensor.

Cierto es que parece que nunca acaban de despegar del todo, y los insistentes rumores que circulan últimamente sobre la desaparición de la gama 1 de Nikon no son más que otra prueba más de ello; pero me da a mí que gran parte de la culpa la tienen los últimos móviles de gama alta que en sus constantes maniobras de marketing nos quieren hacer creer que con ellos vamos a poder captar unas fotografías que ni con una Hasselblad.

Coslada at night (I)Que conste que yo soy el primero que a veces veo algo que me llama la atención y lo fotografío con mi móvil si no llevo una cámara encima en ese momento porque prefiero eso a dejarlo escapar; pero si el motivo merecía la pena siempre me he arrepentido de no haber llevado algo en condiciones con lo que capturar ese instante de la mejor manera posible.

Pero bueno, tampoco quiero aburriros con una disertación sobre las ventajas de las cámaras sobre los móviles a la hora de hacer fotografías porque cada uno es muy libre de pensar lo que quiera; pero sí que me gustaría lanzar un pequeño alegato en favor de las cámaras EVIL con ayuda de las fotografías que ilustran este artículo, pues son imágenes que he capturado con mi ya veterana Olympus E-PL1 de las que estoy orgulloso y quería compartirlas con vosotros.

Night driver

Sigo cogiendo la réflex porque su calidad de imagen es incluso superior a la de la EVIL que poseo, pero también es verdad que la ligereza que te da la E-PL1 y sus objetivos hace que al final camines más y veas más lugares que merece la pena fotografiar.

Al fin y al cabo estamos aquí para disfrutar, ¿no?.

Coslada at night (II)

¡Nos leemos!

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Las fotos no las hace la cámara

Hay una frase que a todos los amantes de la fotografía nos saca de quicio: «Claro, con esa pedazo de cámara no me extraña que te salgan tan bien las fotos».

Gaviotas

A todo el que tenga esa idea en la cabeza me gustaría decirle que una réflex tiene tal cantidad de controles y parámetros configurables que durante las primeras semanas de uso no es nada fácil conseguir alguna foto medianamente decente y que para ir mejorando progresivamente hay que practicar mucho. Además, para sacarle todo el partido a la cámara después de la sesión de disparos toca pasarse un buen rato en el ordenador revelando los RAWs; algo que también implica saber emplear un software de cierta complejidad.

Está claro que una cámara que quintuplica en peso, volumen y precio a una compacta tiene que tener «algo» que la haga merecer la pena; porque si no fuera así nadie cargaría con un mochilón a la espalda hasta lo alto de una montaña para hacer una foto del atardecer.

Vista desde el castillo de Vilafamés

Como os digo, si a una persona acostumbrada a usar una compacta en modo automático le pones una réflex de gama alta en las manos es casi seguro que se sentirá tan perdida ante la profusión de botones y ruletas que no sepa muy bien por dónde empezar e incluso no tenga muy claro cómo sujetarla.

Además, debido al tamaño de sensor de las cámaras réflex, la PDC de las fotografías resultantes es menor que en el caso de una compacta; de modo que esta va a ser menos tolerante con los fallos de enfoque, ya que en las compactas podemos enfocar un poco más cerca o más lejos del motivo principal y éste aparecerá igualmente nítido mientras que en una réflex empleando la misma apertura el motivo aparecerá ligeramente desenfocado.

Sólo envases de vidrio

Pero vamos, que al margen de detalles concretos, lo que quería comentar a grandes rasgos es que una cámara réflex no hace ni mucho menos sola las fotos y que si se le quiere exprimir a tope hay que practicar durante mucho tiempo para conocer sus limitaciones y tener una cierta soltura en teoría fotográfica. Si no es así, la diferencia entre las imágenes captadas con una cámara compacta y una réflex no serán tan grandes como para justificar la diferencia en peso y precio.

Recordad que al final el que elige los parámetros, encuadra y pulsa el disparador es el fotógrafo y no la cámara.

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Review: Olympus E-PL1

Al final no pude resistirme a la tentación que suponen las cámaras EVIL (prometen calidad de réflex en cuerpo de compacta) y para adentrarme en ese mundillo me he hecho con una Olympus E-PL1; que es uno de los últimos modelos de la familia PEN de la que también hablé en su momento.

Olympus E-PL1

Aunque es verdad que antaño solía redactar unas reviews kilométricas sobre cámaras y objetivos; de un tiempo a esta parte noto que he llegado a un punto en el que prefiero comentar aspectos muy generales, comentar algunos detalles que me hayan llamado la atención (para bien o para mal) y, por último, ilustrar el artículo con un buen puñado de imágenes, ya que al final es lo que mejor puede dar una idea de lo que podemos conseguir con determinado equipo.

Vamos pues con el análisis de esta cámara llegada a mis manos hace un par de semanas y con la que ya he disparado casi un millar de imágenes.

Kit básico

Aunque junto con la cámara me regalaron una tarjeta SD de 4GB, una funda y un pequeño trípode tipo «gorila»; en lo esencial el kit se compone del cuerpo de la cámara y el objetivo M.Zuiko Digital ED 14-42mm f/3.5-5.6 L

Ambos elementos llaman la atención por su pequeño tamaño (especialmente el objetivo; aunque tiene truco, ya que se repliega sobre si mismo) si estamos acostumbrados a manejar cámaras réflex aunque sean de gama baja. A continuación os dejo con unas imágenes en las que comparo el tamaño de la E-PL1 con las tres cámaras que suelo emplear.

Olympus E-PL1 y Nikon D300

Olympus E-PL1 y Ricoh R10

Olympus E-PL1 y Nikon D40

Como veis, por su tamaño la Olympus tiene más que ver con una cámara compacta que con una réflex; si bien en su interior tiene un sensor que cumple con la especificación micro cuatro tercios (m4/3) que implica un factor de recorte de 2x con respecto a una cámara full frame. Eso sí, si bien en las compactas el objetivo suele retraerse en el interior, en el caso de las EVIL éste siempre va a sobresalir algo por llevar el sistema de ópticas intercambiables mediante bayoneta. Quiere esto decir que no es una cámara para llevar en el bolsillo trasero de un vaquero; siendo más cómodo llevarla en el bolsillo de una chaqueta amplia, en algún tipo de bolso o directamente en la mano.

Olympus E-PL1

Cosas a tener en cuenta

1. La E-PL1 no lleva ruletas de control como las cámaras réflex, por lo que los cambios de ajustes no son tan rápidos como en el caso de estas. De hecho, el sistema de control de la Olympus es más parecido al de una compacta que al de una réflex como tal.

2. No hay visor óptico; de modo que tendremos que emplear la pantalla para todo.

Olympus E-PL1

3. Por lo dicho en el punto anterior la autonomía palidece en comparación con cualquier réflex. Lo normal es que haciendo unas 250 fotos sin flash la batería empiece a pedir con urgencia una recarga.

4. El objetivo del kit es… un objetivo de kit. Parece una perogrulada; pero lo que quiero decir es que no abarca ninguna focal «extrema» (equivale a un 28-84 en formato full frame) ni tiene una apertura demasiado amplia. Por tanto, se trata de una óptica adecuada para paisajes generales y cosas así. Si necesitáis cosas más extremas tendréis que buscar ópticas aparte compatibles con el sistema m4/3. Eso sí, por los resultados obtenidos, el objetivo parece mejor de lo que en realidad es debido a que la propia cámara corrige por software los defectos ópticos como la distorsión, el viñeteo o las aberraciones cromáticas como lo haría Lightroom 3.

Olympus E-PL1

5. La correa de cuello que trae me parece «demasiado» para el tamaño de cámara que es. Yo os recomiendo colocar una correa de muñeca para llevarla por la calle.

6. Tenemos modos de disparo manuales, semiautomáticos y totalmente automáticos. A mí me gusta disparar en prioridad a la apertura (modo A) pero tened en cuenta lo que os decía antes de que se tarda un poco en cambiar los parámetros con respecto a una cámara réflex.

7. El menú parece muy simple; pero si activáis una opción que anda un poco escondida, veréis todas las posibilidades de configuración que tiene esta pequeña cámara. Os recomiendo un buen vistazo al manual antes de empezar a toquetear todo eso.

Peces de mil colores

8. La pantalla no se ve demasiado bien en exteriores cuando hay mucha luminosidad (la de mi D300 se ve bastante mejor). Digo esto porque «en directo» os parecerá que las fotos están oscuras; pero al llegar a casa veréis que, en general, la cámara expone bastante bien incluso en condiciones algo complicadas. Podéis usar el histograma para verificar la exposición en exteriores.

9. Una de las cosas que más me gusta de la E-PL1 es la buena gestión del ruido a ISOS altos. Podemos emplear hasta ISO 3200; pero en general os recomiendo no pasar de 1600. Eso sí, disparando en JPG veréis que incluso a ese nivel de ISO la imagen apenas muestra ruido.

Oropesa al anochecer

10. Acostumbrado al balance de blancos de las cámaras réflex de Nikon veo que la Olympus tiende a anaranjar la escena en días nublados. Si disparamos en RAW (la cámara ofrece esta posibilidad) podemos modificar esto en el ordenador; aunque dado que la cámara saca unos JPGs bien expuestos y bastante nítidos casi veo más recomendable pasar del formato RAW y emplear el JPG. Cierto es que en mi D300 y mi D40 siempre disparo en RAW, pero en la E-PL1 lo estoy haciendo exclusivamente en JPG.

11. Al poseer un sensor de menor tamaño que una réflex (recordemos que emplea un factor de recorte de 2x frente al 1,6x y 1,5x de las cámaras más habituales de Canon, Nikon o Sony) la profundidad de campo resultante es mayor, lo que unido a la escasa apertura máxima del objetivo que trae la cámara no la hacen recomendable para fotografías en las que los desenfoques sean el argumento principal de la imagen. Sin embargo, para paisajes es una cámara que puede jugar un buen papel.

Olympus E-PL1

12. Se pueden emplear objetivos de cámaras réflex de diversas marcas (hay adaptadores para ópticas Nikon, Canon, Leica, Sony…) pero perderemos el enfoque automático y una de las principales razones de la existencia de las cámaras EVIL: el menor tamaño y peso de sus ópticas.

13. Además de los consabidos modos de escenas predefinidas contamos con seis modos creativos del que mi favorito es uno que simula un tilt-shift. Os dejo con un par de ejemplos de ese modo que os digo así como de algún otro.

Fake tilt-shift

Fake tilt-shift

Efecto estopenoico

My feet

14. El enfoque se realiza por contraste (como en las compactas) por lo que es considerablemente más lento que en una cámara réflex. No es la mejor cámara para seguir águilas en vuelo o guepardos por la sabana.

15. Por el momento no hay demasiadas ópticas disponibles para el formato m4/3. Seguramente más fabricantes se irán incorporando al carro de esta nueva tecnología; pero de momento son Olympus y Panasonic las que tienen más objetivos disponibles, si bien la oferta sigue siendo escasa en comparación con sistemas más asentados en el mercado.

16. Tanto el cuerpo como el objetivo tienen una calidad de construcción correcta. Es plástico sólido y el ajuste de las piezas es bueno; pero realmente parece una cámara de juguete si estamos acostumbrados al tacto sólido de una D300 y un objetivo como el 80-200 f/2.8. Una comparación más justa podría ser con la D40 y su habitual 18-55; sacando en este caso también ventaja la cámara de Nikon si bien con menos diferencia. Eso sí, no me arriesgaría a ponerme a hacer fotos en medio de una tormenta, pues estoy seguro de que entraría agua en su interior y la cámara tendría los días contados.

17. La E-PL1 posee un buen rango dinámico, ya que incluso en escenas con cierto contraste conserva bien el tipo impidiendo la aparición de amplias zonas empastadas y/o quemadas en la imagen.

Las caprichosas formas de las nubes

Conclusiones

Ya os adelanto que no se me pasa por la cabeza ni por un segundo renunciar a mi D300 a la hora de ir expresamente a hacer fotos. La E-PL1 no ha venido a sustituirla sino a complementarla; y es que si me voy de viaje un fin de semana no quiero renunciar a hacer algunas fotos, pero tampoco quiero cargar con el mochilón habitual lleno de objetivos para Nikon. Precisamente para eso ha llegado la Olympus; para poder hacer fotografías con cierta calidad en aquellas ocasiones en las que no quiero o no puedo llevarme mi equipo réflex habitual.

Un día de playa en pleno otoño

Los factores en los que sale perdiendo en comparación con una réflex de gama media (enfoque, autonomía, profundidad de campo, disponibilidad de ópticas y resistencia a climatología adversa) la desaconsejan como cámara única si nos tomamos la fotografía en serio; pero si pretendemos ir ligeros de equipaje y tener cierta versatilidad a la hora de hacer fotos, una cámara de este tipo puede ser una buena opción.

Los amantes

Lo mejor

  • Relación tamaño y peso / calidad de imagen
  • Muy poco ruido a ISOs altos
  • Sin distorsiones geométricas apreciables
  • Buen rango dinámico

Lo peor

  • Mayor PDC con respecto a una réflex normal
  • El balance de blancos automático a veces no va fino del todo
  • Modificar parámetros lleva más tiempo que con una réflex
  • Pocos objetivos disponibles por el momento

Más imágenes de ejemplo

El batir de las olas

Paisaje oropesino

Villa Raquel

Fake Tilt-shift

Caños

Por los campos

Rosa, azul y rojo

Oropesa al anochecer (II)

Reflejos

Agua y fuego

Agua

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Los megapixels son lo de menos

Para estas épocas de compras navideñas en las que las cámaras digitales ocuparán los primeros puestos en la lista de los regalos más populares he pensado que sería de utilidad comentaros un tema que espero contribuya a desmentir el mito de los megapixels.

Amanece (que no es poco)

Si os acercáis a cualquier centro comercial y echáis un vistazo al stand donde están las cámaras digitales veréis que en muchos casos el único dato que se da de cada modelo es la cantidad de megapixels de las fotos que es capaz de captar del mismo modo que en multitud de ocasiones he escuchado a gente decir que una cámara es mejor que otra simplemente por tener más megapíxels.

La carrera comercial de los megapixels

Hace una década se estilaban las cámaras de uno y dos megapixels, que fueron aumentando poco a poco hasta plantarse en los siete u ocho millones de pixels allá por el año 2006 y aumentar hasta los diez megapixels dos años más tarde; cifra que ha aumentado hasta los doce o incluso catorce megapixels en algunos modelos recientes pero que, en general, se ha mantenido más o menos estable desde entonces.

Edificio España

Los megapixels son lo de menos

Pues bien, si tenéis en cuenta que la densidad de fotocaptores del sensor influye directamente en la nitidez de la imagen por culpa de la difracción, entenderéis que en una compacta no conviene pasarse con el número de megapixels si no queremos que nuestras imágenes aparezcan emborronadas; especialmente en los bordes que es donde las ópticas «sufren» más.

De hecho, vistas a escala 1:1 observo mayor nitidez en las imágenes que captaba allá por el 2005 con mi Canon Powershot A75 que con las últimas compactas que he tenido. Cierto es que en los modelos actuales contamos con sistemas avanzados de enfoque, exposición precisa incluso en situaciones de iluminación complicada, sensibilidades elevadas, zooms ópticos cada vez más potentes, sistemas electrónicos de reducción de ruido… pero en lo que respecta a la nitidez general de la imagen me da la sensación de que en los modelos con mayor densidad de pixels hemos dado un ligero paso atrás; algo que no me hace ninguna gracia dado que en mis fotografías siempre intento que el motivo principal aparezca perfectamente definido.

Urban style

Y ojo, que no estoy diciendo que desempolvar una de aquellas primeras Sony Mavica que hacían las fotos a 1024 x 768 y se grababan en diskettes sea una buena opción; pero sí que es verdad que empleando una cámara de «tan sólo» 6 ó 7 megapíxels tendremos más que de suficiente para obtener fotos de calidad sin comprometer la calidad general de imagen ni el espacio ocupado en la tarjeta de memoria.

Además, el incremento de tamaño de las fotografías es cada vez menos perceptible a medida que aumenta el número de megapíxels porque, por ejemplo, pasar de 10 Mpixels (3648 x 2736) a 14.7 Mpíxels (4416 x 3312) supone un salto no demasiado perceptible en cuanto al tamaño de la imagen; ya que para duplicar tanto la altura como la anchura de una imagen necesitaríamos cuadriplicar el número de pixels de la misma, lo que os dará una idea del sensor que necesitaríamos para lograr este propósito.

Los sensores grandes ofrecen mayor nitidez

En el caso de las cámaras réflex tenemos algo más de margen porque sus sensores son mucho más grandes que en el caso de las compactas; y de ahí que las equipadas con sensores APS-C se muevan actualmente entre los doce y los catorce megapixels sin demasiados problemas y las que llevan sensor Full Frame puedan aguantar resoluciones de más de veinte megapixels sin que se aprecie difracción en las imágenes empleando aperturas intermedias.

Lechuza

Es por esto que, en términos generales, cuanto más grande es el sensor que lleva una cámara digital más nitidez y calidad vamos a obtener en nuestras fotografías y por ese motivo para fotografías de paisaje y de moda se suelen emplear cámaras de medio formato que llevan sensores mucho más grandes que los de cualquier réflex del mercado y que dan una calidad de imagen espectacular.

Obviamente un minúsculo sensor de menos de un centímetro cuadrado y catorce megapixels no es lo más adecuado para obtener una calidad de imagen impactante; pero aun así hay vendedores y encargados de marketing empeñados en meternos en la cabeza la falsa idea de que cuantos más megapixels tenga una cámara mejores fotos haremos.

Lo importante es la resolución (y no tiene nada que ver con los megapixels)

Como conclusión de todo esto, me gustaría que después de lo aquí expuesto no confundierais megapíxels con resolución; porque la resolución tiene que ver con esa nitidez de la que os hablaba antes y, como habéis visto en este artículo, los megapixels poco tienen que ver con este publicitado parámetro que no es, ni mucho menos, el más importante a la hora de decantarnos por uno u otro modelo.

Escalera

Bajo mi punto de vista, más vale tener una fotografía con pocos píxels pero muy nítida a otra de tropecientos mil megapíxels en la que los colores y las texturas aparezcan de forma sucia y poco definida. Y como os digo, un sensor de pequeño tamaño y/o poca calidad unido a una densidad de fotocaptores desmesurada van a degradar la calidad de la imagen considerablemente.

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El difícil equilibrio entre resolución y sensibilidad en los sensores digitales

Cuando hace unos días me explayaba sobre el tema de la sucesión de la D90 os comenté que en lugar de elevar la resolución del sensor que equipará la nueva cámara preferiría que los ingenieros de Nikon se centraran en potenciar la calidad de imagen y la contención del ruido a sensibilidades elevadas.

Tal vez alguno de vosotros sé esté preguntando por qué no podemos tener las dos cosas, de modo que he pensado en escribir este artículo para tratar de explicaros de una forma sencilla el motivo por el cual a la hora de diseñar el sensor de una cámara digital hay que buscar un compromiso entre resolución y sensibilidad al no ser posible (al menos con los medios actuales) tener ambas cosas a la vez.

Recordando cómo capta la luz el sensor de la cámara

La tienda de Alcalá

En su momento ya hablamos sobre el modo en el que están dispuestos los fotocaptores que conforman la superficie del sensor y que son los encargados de transformar la luz incidente en impulsos eléctricos; así que hoy vamos a hablar a un nivel más general para ver de qué depende la generación de ruido en la imagen final.

Aunque luego se aplicarán algoritmos de reducción de ruido ya sea en la propia cámara o en nuestro programa de edición de imágenes habitual para generar la imagen, vamos a hablar sobre los datos «en bruto» para comprender qué es lo que capta exactamente el sensor y por qué aparece ruido en esos datos.

El ruido en la imagen

La generación del ruido en una u otra cámara empleando la misma sensibilidad ISO depende fundamentalmente del tamaño de los fotocaptores que conforman la superficie del sensor. Parámetro que podemos estudiar mediante la densidad de pixels (vamos a adoptar el criterio de que un fotocaptor es un píxel) por centímetro cuadrado o directamente por el tamaño del mismo expresado en micrómetros (μm); y puesto que creo que es más descriptivo imaginar un cuadrado de un centímetro de lado emplearé la primera forma para hacer las comparaciones necesarias.

Una ducha

Vamos a ver la densidad de fotocaptores en diversos tipos de sensores para luego tratar de explicar de dónde proviene el ruido generado:

  • Sensor Full Frame (36 x 24 mm) de 12 Mpixels: 1.4 MP / cm²
  • Sensor Nikon DX (24 x 16 mm) de 6 Mpixels: 1.6 MP / cm²
  • Sensor Full Frame de 24 Mpixels: 2.8 MP / cm²
  • Sensor Canon APS-C (22 x 15 mm) de 10 Mpixels: 3.1 MP / cm²
  • Sensor Nikon DX de 12 Mpixels: 3.3 MP / cm²
  • Sensor 4/3 (17 x 13 mm) de 12 Mpixels: 5.1 MP / cm²
  • Sensor Canon APS-C de 18 Mpixels: 5.4 MP / cm²
  • Sensor de 1/2.33″ (6.1 x 4.6 mm; habitual en compactas) de 14 Mpixels: 50 MP / cm²

Como veis, la diferencia en el número de pixels embutidos en un centímetro cuadrado puede llegar a ser notable entre unos sensores y otros; y puesto que cuanto más baja sea la densidad de fotocaptores mejores resultados vamos a obtener, no parece una buena idea de cara a la calidad final de la imagen fabricar sensores de pequeño tamaño con una resolución desmesurada (es lo que está ocurriendo con algunas cámaras compactas de reciente aparición). No va a ser lo mismo tener 1.4 millones de fotocaptores en un área del tamaño de la uña del dedo meñique a meter cincuenta millones de ellos en la misma superficie.

Una comparación clarificadora

Podéis imaginar que cada fotocaptor es un pozo en el que se meten los fotones cuando se abre el obturador de la cámara y así la electrónica interna puede saber cuánta luz alcanza la superficie del sensor sin más que contar el número de fotones que han caído en el pozo. Evidentemente, cuanto mayor sea el diámetro de este pozo más fotones se van a introducir en él y más precisa será la medida de la luz así como la fidelidad de la fotografía con respecto a lo que ven nuestros ojos.

Patio trilingüe (VII)

Cuando en la imagen obtenemos un tono negro puro es porque no se ha introducido ni un sólo fotón en el pozo correspondiente, mientras que cuando tenemos una zona de la foto quemada (completamente blanca) es porque los pozos correspondientes han superado su capacidad máxima de guardar fotones y se han «desbordado». Cualquier tono intermedio entre el blanco y el negro viene dado por la cantidad de fotones que han entrado en el pozo durante la exposición de la fotografía.

Por cierto, me gustaría aprovechar para comentaros que este tema fue tratado más en profundidad en el artículo que habla sobre el derecheo del histograma, ya que dicha técnica se basa precisamente en el modo de funcionamiento de los conversores A/D que son, precisamente, los circuitos electrónicos encargados de contar los fotones como os comentaba en el párrafo anterior.

Continuando con la explicación, lo que sucede cuando se cierra el obturador es que se cuentan los fotones de cada pozo y esa cifra pasa a la electrónica de la cámara que mediante otra serie de parámetros (balance de blancos, nitidez, espacio de color…) conformará la imagen final. Si estamos empleando el ISO base de la cámara la cifra se mantiene intacta para calcular los valores de luminosidad en la imagen final, pero si estamos empleando una sensibilidad superior la cifra se multiplicará por el factor correspondiente de tal modo que estaremos amplificando digitalmente la señal digital de la cuenta de los fotones. Si la ISO base de la cámara es 200, usando una sensibilidad de 400 estaremos multiplicando por dos. Si empleamos ISO 3200 estaremos multiplicando por 16…

Puntos

La importancia del tamaño del fotocaptor

Pues bien, imaginad que tenemos una de esas cámaras en las que el tamaño de los fotocaptores es bastante amplio (el mejor caso posible de los que hemos visto antes es un sensor FF de 12 Mpixels). Para seguir con nuestra metáfora vamos a imaginar que en cada uno de esos pozos caben 100 fotones. Del mismo modo, vamos a imaginar que el minúsculo sensor de una compacta de 14 Mpixels se compone de pozos tan pequeños que en cada uno de ellos entra un máximo de 5 fotones. Es evidente que no es lo mismo cubrir una misma superficie de terreno con pocos pozos pero muy amplios (sería el caso de un sensor con una densidad de pixels baja, donde cada pozo sería como una piscina) o con muchos de ellos pero de un tamaño muy reducido (que es lo que sucede con los sensores de pequeño tamaño y mucha resolución, donde los pozos son en realidad cubos).

Como podréis suponer, la precisión a la hora de medir la luz en uno u otro sensor va a ser muy diferente, teniendo un comportamiento mucho más afinado el primero de ellos por su mayor precisión a la hora de medir la luz que ha incidido sobre cada fotocaptor. Pero sobre todo, esa mayor precisión se pone de manifiesto a la hora de subir la sensibilidad, ya que cuanto más precisa sea la medición de la luz incidente, más podremos multiplicar el resultado sin desviarnos de la medida real.

Paseantes de la calle Mayor

De hecho, el ruido no son más que medidas anómalas en algunos de los pozos. Si los fotocaptores tienen un buen tamaño, los errores de medida serán pequeños y por tanto apenas tendremos ruido. Sin embargo, en el caso de fotocaptores de escaso tamaño puede haber errores considerables que se incrementarán notablemente cuanto más amplifiquemos digitalmente la señal.

Una aplicación real de todo lo anterior

Un ejemplo práctico de todo esto que os he contado hoy lo tenéis en lo más alto del actual catálogo de Nikon: a mediados de 2007 la firma japonesa presentó su primera cámara con sensor Full Frame, la D3, que daba muy buen rendimiento a ISOs elevados a costa de contar «sólo» con 12 Mpixels de resolución. Unos meses después Nikon evolucionó la D3 en dos ramas diferentes: por un lado la D3x, que aumentaba la resolución del sensor hasta los 24 Mpixels orientando la cámara hacia el trabajo en estudio (donde la iluminación la controlamos nosotros) y por otra la D3s, que mantiene los 12 Mpixels de la D3 original pero es capaz de emplear unas sensibilidades ISO brutales debido a la optimización del sensor para labores de fotoperiodismo donde no siempre hay suficiente luz como para trabajar a gusto.

Carrusel nocturno

Resumiendo

Si tenemos un sensor con una densidad de pixels muy alta (pequeño tamaño y/o gran resolución) los fotocaptores van a ser de pequeño tamaño y no van a poder captar demasiada luz perdiendo precisión a la hora de digitalizarla. Precisamente debido a estos errores de muestreo es por lo que se va a generar un cierto nivel de ruido que será más visible cuanto más forcemos la sensibilidad del sensor seleccionando un valor ISO superior, ya que lo que estaremos haciendo es amplificar digitalmente esta señal junto con su error asociado.

Debido a que los sensores Full Frame disponen de una superficie que duplica a la de un sensor APS-C, a no ser que cuenten con una resolución brutal, van a tener una densidad de fotocaptores bastante baja que va a garantizar a las cámaras equipados con ellos un comportamiento ejemplar en condiciones de poca luz así como al emplear sensibilidades ISO elevadas.

Fuente de aguadores

Los algoritmos de reducción de ruido así como el avance de la electrónica en general ayudan a que al final del proceso de generación de la imagen el ruido disminuya en mayor o menor grado, pero jamás podremos pedir un buen rendimiento en condiciones de luz deficiente al minúsculo sensor de una compacta en el que se han embutido más de diez millones de fotocaptores sobre una superficie poco mayor que la de cualquiera de las letras que conforman este texto.

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Recomendaciones a la hora de comprar una cámara digital

Aprovechando que se acercan las Navidades y que uno de los regalos estrella de estas fechas suelen ser las cámaras digitales, me gustaría hoy hacer un pequeño repaso a los tres tipos más habituales de cámaras que podemos encontrar en las tiendas.

Cierto es que en comercios especializados podemos encontrar todavía cámaras de carrete, cámaras de medio formato y cosas así pero, como os digo, hoy me gustaría centrarme en lo más habitual: las típicas cámaras que podemos encontrar en cualquier centro comercial y que son lo que la inmensa mayoría de la gente buscará en las próximas semanas.

Cámaras compactas

Son las más vendidas con diferencia desde la popularización de las cámaras digitales. En los últimos tiempos han avanzado las ventas de los otros dos tipos de cámaras que luego veremos; pero a día de hoy las compactas son las que más rápidamente vuelan de las estanterías de las tiendas. Además, todas ellas graban vídeo, lo que puede ser un aliciente para algunos usuarios.

Una cámara compacta no abulta mucho más que un paquete de cigarrillos y gracias a ello podemos llevarla en el bolsillo de una chaqueta o en un pequeño bolso sin que apenas notemos que está ahí. En los últimos modelos se prescinde de cualquier visor óptico de tal modo que el encuadre de la fotografía lo realizaremos utilizando la pantalla trasera de la cámara, que suele tener un tamaño de unas tres pulgadas en diagonal.

Por lo general poseen un zoom óptico de entre tres y cuatro aumentos y de un tiempo a esta parte se están poniendo de moda los objetivos angulares para poder realizar fotos de grupo en las que quepa todo el mundo en la imagen. De todos modos, no esperéis milagros en estas cámaras, pues sus ópticas no suelen ser demasiado luminosas y a veces podemos ver deformaciones en las imágenes debido al compromiso entre tamaño y calidad.

Una cámara compacta no tiene rival para llevarla encima y hacer fotografías de todo lo que se nos cruce por delante. Yo mismo tengo una Sony Cybershot DSC-P200 que viene conmigo cuando no llevo la réflex encima y, desde luego, no tengo pensado desprenderme de ella pese a que tiene sus limitaciones porque me resulta muy práctica para ciertas situaciones.

Las desventajas de las compactas vienen derivadas precisamente de su pequeño tamaño: el sensor es mucho más pequeño que el de una réflex y eso hace que las imágenes presenten un ruido bastante importante en cuanto subimos la sensibilidad ISO (la densidad de píxels es tremenda) y no es posible realizar desenfoques acusados con ellas por la construcción de sus ópticas.

Una compacta básica nos puede costar poco más de 100 euros, mientras que una de gama media superará los 200; por lo que el desembolso no es demasiado grande en términos generales.

Cámaras bridge

Una bridge es una cámara que se encuentra a medio camino entre una compacta y una réflex. Llevan un objetivo único con un zoom bastante potente (suelen rondar los doce o quince aumentos; pero hay modelos que llegan a los veinte) y para albergarlo poseen un cuerpo algo más aparatoso que recuerda en cierto modo al de las réflex por su forma.

El enfoque también se realiza con ayuda de la pantalla situada en la parte trasera (que puede ser basculante) y en los modelos más recientes se han incorporado sistemas de estabilización para ayudar a que las imágenes queden nítidas disparando a las distancias focales más largas. Últimamente también se ha puesto de moda el incluir la posibilidad de disparar en formato RAW con las posibilidades de post-proceso que esto ofrece.

La gran ventaja de las bridge es que ofrecen un zoom muy potente en un cuerpo más o menos pequeño y ligero. Algo que agradecerán los excursionistas (de campo o de ciudad) que no quieren cargar con un equipo muy pesado y buscan la polivalencia de un equipo que les permita pasar de teleobjetivo a angular en un momento y sin andar cambiando de objetivo. Al igual que las compactas, todas ellas (al menos que yo sepa) son capaces de grabar vídeo.

Los problemas de las bridge vienen dados principalmente porque el sensor no es mucho más grande que el de una compacta (los problemas de ruido siguen presentes en cuanto subimos la sensibilidad ISO) y el amplio rango del zoom hace que se presenten defectos ópticos en algunas distancias focales como pérdidas de nitidez en la posición de teleobjetivo y distorsión de barril usando el angular.

Las cámaras bridge son algo más caras que las compactas de gama equivalente, costando una bastante básica en torno a los 250 euros y las de gama media sobre los 400.

Cámaras réflex

De las réflex no os contaré gran cosa, pues casi todos los artículos de esta sección del blog están basados en este tipo de cámaras y a estas alturas ya tendréis una idea hecha de qué nos pueden ofrecer. En cualquier caso, a nivel de funcionamiento os remitiré a una entrada en la que explicaba en pocos párrafos cómo funciona una réflex.

Las cámaras réflex siempre tienen ópticas intercambiables, y ahí es donde reside la potencia de estas. Lo habitual es que con la cámara venga un objetivo «de kit», que suele tener unas características bastante normalitas. Suelen ser modelos con una distancia focal de 18 a 55 mm y apertura rondando f/4 que, si bien en la distancia más corta puede cumplir con soltura, enseguida veremos que se nos va quedar muy justo para acercarnos a los detalles lejanos, por lo que enseguida pensaremos en hacernos con un teleobjetivo.

Por cierto, de un tiempo a esta parte, la práctica totalidad de los modelos de réflex que salen al mercado son capaces de grabar vídeo. No puedo decir que lo hagantodas porque por ejemplo la reciente Nikon D3000 no posee esta característica; pero sí que es algo que antes era impensable y ahora es de lo más habitual. Y todo esto por la adopción del sistema Live View, que no es otra cosa que la posibilidad de enfocar y componer las fotografías empleando la pantalla de la cámara. Claro, una vez que la imagen se visualiza en una pantalla digital, el grabarla en una tarjeta de memoria es algo trivial, y de ahí la adopción general de la grabación de vídeo.

De todos modos, en las cámaras réflex la diferencia de calidad en las imágenes la marca el objetivo que llevemos acoplado, por lo que conviene optar por un cuerpo no demasiado caro y así poder comprar una óptica acorde con nuestras necesidades más adelante. Yo recomiendo empezar con la óptica del kit y, una vez que veamos qué es lo que más nos gusta hacer, optar por un objetivo acorde con ello. Tal vez sea el macro, la fotografía de aves o los paisajes; y en cada uno de estos casos necesitaremos ópticas diferentes.

En cuanto a precios, las cámaras réflex más sencillas (Nikon D3000, Canon 1000D…) suelen costar unos 500 euros y vienen acompañadas de un objetivo básico. Si nos vamos a la gama media (Nikon D90, Canon 450D) tendremos que hacernos a la idea de que el coste se nos irá a los 900 euros aproximadamente por un conjunto de cuerpo más objetivo básico.

Conclusiones

Como veis, cada tipo de cámara tiene sus potenciales usuarios: las compactas están orientadas a personas que quieren tener un recuerdo visual de los sitios a los que van sin complicarse mucho la vida. Las bridge están un escalón por encima y vendrán bien a usuarios que busquen polivalencia en un aparato que ni pese ni abulte demasiado. Por su parte, las cámaras réflex están enfocadas (nunca mejor dicho) a aquellos usuarios que buscan creatividad y calidad en sus imágenes sin importarles el mayor gasto que suponen estos equipos así como las dimensiones o el peso del conjunto.

La familia Nikon sigue creciendo

En cuanto al coste de una cámara, tened en cuenta que comprando una compacta o una bridge poco más tendréis que gastar a no ser que queráis comprar un trípode, una funda o algo así. Sin embargo, la compra de una cámara réflex es sólo la punta de iceberg, ya que poco a poco acabarán cayendo objetivos, flashes, filtros, bolsas de transporte y otros elementos que superarán con creces el coste inicial del equipo. De hecho, cualquier objetivo Nikon o Canon de gama media-alta (no hablemos ya de las ópticas más punteras) seguramente os costará más que el propio cuerpo de la cámara y, por supuesto, más que cualquier compacta o bridge que podáis ver en la tienda. De todos modos, otras marcas como Sigma, Tamron o Tokina fabrican objetivos compatibles con todas las marcas que os permitirán ahorrar algo de dinero.

Consejos generales

– Para mi gusto es mejor que las cámaras empleen una batería recargable de Li-ion. Las pilas son cosa del pasado y duran bastante poco en comparación con las baterías más recientes. En mi D40 puedo hacer más de 700 fotos (apenas uso el flash, eso sí) antes de tener que recargarla.

– Aseguraos de que la cámara emplee tarjetas SD. Podéis ver lo que cuesta una tarjeta de 2 GB en ese formato y luego buscar el equivalente en XD o en Memory Stick y entenderéis por qué lo digo.

La tarjeta en su estado original

– El estabilizador es muy recomendable para fotos en condiciones de poca iluminación. Si es electrónico lo que hará es subir la sensibilidad ISO para disminuir el tiempo de exposición, mientras que si es óptico lo que se hará es mover algún elemento dentro de la cámara para contrarrestar el temblor de nuestras manos.

– Aunque todo es cuestión de gustos, yo os recomiendo optar por una marca de fotografía «de toda la vida» como Nikon, Canon, Fuji, Olympus… Son marcas que llevan muchos años haciendo cámaras de fotos y saben bien cómo hacer un producto de calidad. No soy amigo de emitir «juicios universales», pero reconozco que en las cámaras compactas Canon es, probablemente, la que mejores modelos fabrica.

– A la hora de comprar una compacta o una bridge lo más importante es la óptica. Aseguraos de que los parámetros de rango focal y luminosidad se adecuan a lo que estáis buscando porque no podremos cambiarla.

Mi set de herramientas

– En las cámaras réflex los objetivos suelen ser compatibles entre los diferentes cuerpos de una misma marca. De todos modos, informaos bien de esos temas porque, por ejemplo, en los últimos cuerpos de Nikon de gama baja (D40, D40x, D60, D3000, D5000) los objetivos AF no son capaces de enfocar automáticamente y tendremos que hacerlo a mano. Del mismo modo, un objetivo DX viñeteará en una cámara FX si no usamos el modo de recorte. Podéis echar un vistazo a las dos entradas que he referenciado en este párrafo para más información sobre estos conceptos.

– Si vais a comprar vuestra primera réflex tened en cuenta que en cuanto os hagáis con un flash y un par de objetivos ya estaréis casados con esa marca para toda vuestra vida. Todas las marcas que tienen cámaras réflex en el mercado dan una calidad más o menos similar, ya que el responsable último de la fotografía es el que aprieta el disparador; pero tened por seguro que lo que os compréis para una marca no servirá para otras, así que pensad bien la decisión porque es más importante de lo que parece. Si queréis cambiar de marca pasados unos años os va a tocar vender todo vuestro equipo y comenzar de cero otra vez.

– En cualquier caso, comprad aquello que os resulte más práctico y con lo que creáis que os vais a sentir más a gusto. Al fin y al cabo, lo más importante no es la cámara, sino la persona que presiona el disparador; de modo que el mejor consejo es que una vez que tengáis la cámara en vuestras manos la uséis mucho y así veréis como cada vez vais haciendo mejores fotografías.

Domingo por la mañana

¡Un saludo y gracias por leerme!

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Filtros Kenko MC Protector: calidad a buen precio

La utilidad original de los filtros UV consistía en evitar que la radiación ultravioleta afectara a las imágenes cuando las cámaras analógicas dominaban el mundo. El ojo humano es incapaz de ver esa radiación, pero en la película fotográfica podía aparecer en forma de neblina bajo ciertas situaciones como paisajes de a pleno sol o fotografías realizadas a gran altitud.

Sin embargo, pese a que las cámaras digitales poseen en su interior elementos que evitan que la radiación ultravioleta llegue hasta el sensor, los filtros UV se siguen vendiendo por millones debido a que muchos los empleamos a modo de protección para la lente frontal de los objetivos.

Broken UV filter

Imagen de Vincent Laforet

Pues bien, sabiendo que la utilidad de los filtros UV hoy en día se limita únicamente a la protección de la óptica de la cámara, ¿por qué no simplificar las cosas y hacer un filtro que sirva únicamente para este fin dejando de lado el bloqueo de la radiación ultravioleta?

Algo así se le debió ocurrir al departamento de I+D de Kenko, que hace no mucho tiempo presentó unos filtros denominados Protector que, como su propio nombre indica, han sido diseñados para proteger los objetivos de nuestras cámaras digitales de la suciedad así como de posibles impactos producidos por elementos externos.

kenko_mc_protector

Kenko es una filial de la japonesa Tokina al igual que Hoya (marca muy conocida en el mundillo de la fotografía por sus filtros) hasta tal punto que ambas compañías comparten el mismo material para fabricar estos elementos. De hecho, incluso los tratamientos antireflejos que emplean son los mismos: el conocido como HMC en Hoya y simplemente MC en Kenko.

Ya os comenté que para evitar flares y reflejos en las fotografías es importante emplear filtros con tratamiento antireflejos multi-capa, y por eso decidí hacerme con un «MC protector» de 52mm para probar qué tal iban estos filtros y ver si merecían la pena.

Compré el filtro en una tienda de eBay llamada Surrey Photographic Supplies, donde dentro de la variedad de filtros que poseen hay un apartado dedicado a estos Kenko MC protector disponibles en varios diámetros. Me salió por 12 euros al cambio y en ocho días lo tenía en casa; mucho más barato que los más de veinte euros que cuestan en las dos tiendas físicas donde los he visto. Tal vez, si pides sólo uno la cosa merezca la pena relativamente; pero en caso de pedir varios el ahorro es notable.

Grosores de filtros UV

Hoya HMC a la izquierda. Kenko MC Protector a la derecha.

El aro metálico del filtro es más estrecho que un Hoya HMC (7 mm contra 5 del Kenko MC protector), por lo que apenas se nota que va puesto en la cámara y evita problemas de viñeteo en las focales más cortas. El tacto del filtro es sólido y va roscado en su parte frontal de tal modo que podemos acoplarle otro filtro (aunque no es algo muy recomendable) o un parasol a rosca.

En cuanto al cristal, al mirar una bombilla reflejada en él se produce el mismo efecto que en el Hoya HMC por el tratamiento antireflejos (de hecho ya os dije que Hoya y Kenko emplean el mismo vidrio para fabricar los filtros): se atenua bastante y se ve de distinto color en función del ángulo de visualización como vimos en la entrada que antes os comentaba sobre los recubrimientos antireflejos.

De todos modos, podemos volver a hacer la prueba de colocar un par de filtros delante de una ventana y ver cómo se refleja la luz del sol sobre ellos para ver comprobar que nada tiene que ver el filtro Hama sin tratamiento antireflejos con el Kenko MC Protector.

Reflejos en filtros UV

Kenko MC Protector a la izquierda. Hama UV a la derecha.

En definitiva, y para no alargar más esta entrada, estoy muy contento con este modelo de filtro. De hecho, he pedido un par más para colocarlos en mis tres objetivos más habituales: el 35mm f/1.8, el 18-55 VR y el 55-200 (por desgracia, al Falcon 8mm fisheye f/3.5 no se le pueden poner filtros).

Si buscáis un filtro para proteger vuestros objetivos, que tenga una cierta calidad y que no os salga demasiado caro, los Kenko MC Protector pueden ser una opción a tener muy en cuenta por encima de otras marcas de calidad similar pero en las que se paga un extra por llevar impreso en su aro un nombre de prestigio.

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¿Por qué un 50mm no deforma las imágenes?

Siempre se ha dicho que un objetivo con una focal fija de 50mm no produce deformaciones en las imágenes. Las líneas rectas fotografiadas a través de ellos serán completamente rectas y, por lo general, van a ser los objetivos que más calidad de imagen den, mayor apertura tengan y, además, vamos a poder adquirirlos a un precio bastante asequible para las prestaciones que ofrecen.

Nikon D40 + Nikkor 50mm 1.8D

¿Dónde está el secreto de estas ópticas? ¿Por qué pagamos veinte veces más por un objetivo 70-200 f/2.8 que no es tan luminoso ni tan nítido como un simple AF Nikkor 50mm f/1.8 D que nos ha costado apenas 120 euros?

Pues bien, no hay truco ni secreto: la sencillez es la clave de todo esto. Un 50mm es un objetivo con una construcción óptica simplísima. Con apenas seis o siete lentes dispuestas de una forma totalmente simétrica ya tenemos el objetivo diseñado, por lo que el coste es muchísimo menor que el de una óptica con veintiuna lentes y un montón de capas especiales puestas para evitar flares y aberraciones varias.

50mm14

Diseño óptico de un 50mm f/1.4

La ausencia de distorsión de un 50mm se debe precisamente a esa simetría a la que me refería hace un momento: la imagen atraviesa la óptica sin apenas necesidad de variar su amplitud. En un gran angular lo que se hace es condensar un campo de visión muy amplio sobre la pequeña superficie del sensor, y de ahí que siempre existan deformaciones.

Del mismo modo, empleando un teleobjetivo hay de adaptar el estrecho ángulo de visión resultante a la superficie del sensor; algo que se hace mediante un complejo sistema de lentes que se puede apreciar en el esquema óptico de cualquier objetivo de este tipo.

Sin embargo, el 50mm no tiene esa necesidad porque prácticamente se limita a dejar pasar la realidad a través de sus lentes sin necesidad de expandirla y contraerla a continuación o viceversa. Un 50mm es casi como poner un tubo vacío delante del objetivo y dejar que a través de él pasen todas las cosas que vemos.

50mm_big

Es esa misma simpleza la que le hace ser tan nítido (no es lo mismo atravesar siete lentes que veintiuna), tener una gran apertura y, sobre todo, ser relativamente barato. Su pega es que sobre un sensor de tamaño DX (o APS-C como también se les llama) se queda un poco “largo” y perdemos su similitud con la vista humana tal y como os contaba en la review del Nikkor AF-S DX 35mm f/1.8 G; pero el resto de características quedan intactas, por lo que sigue siendo una gran óptica para darse cuenta de que en fotografía muchas veces lo más sencillo es lo que mejor funciona.

Testigo del anochecer

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