Medición fotométrica empleando objetivos sin CPU

Las cámaras réflex Nikon pertenecientes a la gama profesional tienen una característica que me parece muy útil: la posibilidad de calcular la exposición correcta sin necesidad de que el objetivo cuente con una CPU que se comunique directamente con la electrónica de la cámara.

Eso se hace mediante un «saliente» que posee el anillo de diafragmas de las ópticas antiguas que indica a la cámara la apertura seleccionada en función de su posición. Posición que la cámara interpreta gracias a una pequeña pestaña que posee en la parte externa de su montura y que gira solidariamente con el anillo de diafragmas del objetivo utilizado.

De hecho, esto que os comento no es nada nuevo ya que antes de la aparición de los objetivos con CPU (que se distinguen por los pequeños pines metálicos de sus bayonetas) es lo que se hacía para saber a qué diafragma se iba a disparar la fotografía y hacer así los cálculos de exposición correspondientes. Sin ir más lejos, mi Nikon EM posee este acoplamiento que os digo como podéis apreciar en la parte superior derecha de la montura en la siguiente imagen:

Nikon EM (1979)

Ya sabéis que las cámaras réflex siempre emplean la máxima apertura disponible a la hora de enfocar y componer la imagen, por lo que de algún modo necesitan saber a qué apertura se cerrará el diafragma en el momento del disparo. En las cámaras actuales esto se hace mediante los diales de control del propio cuerpo; pero en los objetivos más antiguos se hacía mediante el anillo de diafragmas que poseen en la base del barrilete y que podéis ver en las fotos de alguna de mis ópticas.

AF Zoom Nikkor 35-70mm f/3.3~4.5S MACRO MK I (II)

Girando ese anillo seleccionábamos la apertura a la que íbamos a hacer nuestra fotografía y de ahí que la cámara necesitara algún medio mecánico para saber en qué posición se encontraba. Precisamente este sistema de notificación física de la posición del anillo de diafragmas es lo que se ha eliminado en las cámaras digitales más sencillas con objeto de ahorrar costes y el motivo por el que usando objetivos antiguos esos cuerpos no son capaces de utilizar el exposímetro.

Eso sí, aunque tengamos una cámara de gama alta que nos permita usar el exposímetro en objetivos sin CPU debemos de indicarle un par de parámetros para que pueda calcular con precisión la exposición: la distancia focal del objetivo a utilizar y la apertura máxima del mismo.

Si introducimos estos dos datos correspondientes a nuestro objetivo (en la D300 disponemos de nueve posiciones diferentes de memoria para ello) podremos disparar nuestras fotografías empleando la medición matricial de la luz, lo que garantiza en la mayoría de los casos una exposición equilibrada incluso en situaciones de iluminación complicadas porque, de hecho, ese es uno de los puntos fuertes de las cámaras Nikon.

Abonando el campo

Si empleaba un objetivo sin CPU en mi D40 tenía que calcular la exposición «a ojo» consultando el exposímetro en la pantalla de la cámara después de cada disparo y haciendo las correcciones pertinentes hasta lograr la exposición deseada. Sin embargo, en la D300 puedo disparar con un objetivo sin CPU sabiendo que la fotografía estará correctamente expuesta. De hecho, me sorprender ver cómo incluso imágenes tan complicadas de exponer de forma equilibrada como las captadas a través de mi ojo de pez quedan perfectas haga lo que haga.

En mi propio encuadre

En definitiva: si disponéis en vuestra cámara de esta característica y contáis en vuestro arsenal con un objetivo antiguo, haced uso de ella y veréis lo bien expuestas que quedan las imágenes. Eso sí, en caso de que no contéis con este tipo de medición tampoco os preocupéis porque lo mejor de las cámaras digitales es que podemos disparar veinte fotografías cambiando diversos parámetros hasta dar con el resultado deseado.

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