Recuerdos de Oropesa (XXIII)

Sí que es verdad que a veces en Madrid hay atardeceres en tonos pastel bien bonitos, pero poco tienen que hacer frente al embrujo que el mar ejerce sobre el cielo cuando los últimos rayos del sol inciden sobre la costa.

Pastel

Esta fotografía la hice en enero de 2013; en esas épocas del año en la que no hay absolutamente nadie en Oropesa del Mar. Estaba dando un paseo por los alrededores de mi casa y llevaba en la mano mi ya veterana Olympus E-PL1 cuando los colores del cielo captaron mi atención y traté de inmortalizarlos a través del objetivo.

Apreciaba mucho esos meses de soledad porque por mi trabajo durante el verano y Semana Santa no tenía tiempo ni de respirar. Sin embargo, a lo largo del invierno es cuando hacía mis mejores fotografías y aprovechaba para visitar pueblos de las cercanías a los que siempre trataba de encontrar su encanto particular.

Sé de gente que no soportaría vivir en una urbanización de quinientos apartamentos que durante seis meses se encuentra casi totalmente desierta, pero sin embargo yo aquello lo llevaba muy bien. Al fin y al cabo, habiendo conocido desde pequeño esta pequeña localidad castellonense siempre llena de gente durante los meses estivales, disfrutar a cualquier hora del silencio sólo roto por el suave rumor del mar era para mí un auténtico lujo.

La fotografía que os muestro al inicio de este artículo no es un prodigio de la técnica (de hecho está subexpuesta, el horizonte me quedó ligeramente torcido, apenas se aprecia la textura de las rocas…) pero me trae recuerdos de aquellos paseos en soledad durante los que no me cruzaba absolutamente con nadie. La sensación de estar en un «pueblo fantasma» donde a las cinco de la tarde la poca gente que había por allí se refugiaba en sus casas hasta el día siguiente era algo que me parecía fascinante acostumbrado al ritmo de Madrid y por eso hice tantas veces este tipo de fotografías durante los inviernos que estuve allí.

¿Queréis otro ejemplo de esa sensación que os quería transmitir hoy en estos párrafos? Pues aquí lo tenéis:

Soledad

¡Nos leemos!

2 pensamientos en “Recuerdos de Oropesa (XXIII)

  1. Me encantan tus fotos, independientemente si hay detalles técnicos que pueden fallar cuando la toma cumple el deseo de capturar un instante, que a lo mejor no se vuelve a repetir. Es enriquecedor que junto a las fotos plasmes tus sensaciones, emociones y pensamientos que contextualizan lo que vemos. Me gusta como escribes también. Gracias por compartir

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