Momentos después de hacer la fotografía sobre la que gira la entrada anterior, un coche se detuvo apenas a unos metros de mi posición y de él bajó una chica que, sin mirar a ninguna otra cosa que no fuera la punta de sus botas, se dirigió hacia el muro de piedra, se subió a un saliente y allí sentada encendió un cigarrillo mientras miraba hacia el infinito.
Eran cerca de las doce de la mañana de un domingo soleado y caluroso, por lo que su aspecto no era muy acorde con el clima; sino más bien el de salir por la noche a tomar algo para volver a casa ya entrada la madrugada. Sea como sea, esa chaqueta y esas botas no se las pone uno con 30º y a pleno sol para fumar un cigarrillo, ¿no creéis?.
Y como ya sabéis que cuando veo algo fuera de lo normal enseguida comienzo a imaginar, al momento vinieron las preguntas sin respuesta: ¿Una noche memorable? ¿Recuerdos tormentosos? ¿Añoranza? ¿Punto de inflexión en la vida? ¿ Final de vacaciones? ¿Recién llegada a Oropesa? ¿Despido improcedente? ¿Horas antes de la boda? ¿Día 16 y sin un duro en el bolsillo? ¿El último pitillo?…
Nunca lo sabremos, ya que de repente la misteriosa chica se incorporó, se dirigió de nuevo hacia su coche, arrancó el motor y se perdió por la carretera.
Hola!sólo decirte que aquí tienes una nueva fan.Vivo en Oropesa y jamás la había visto así…
Me gustaMe gusta
Hola Victoria,
El contraste con respecto a los meses de verano es tremendo, ¿verdad? De todos modos, fotográficamente hablando para mí tiene más encanto esta Oropesa que la de Julio y Agosto con cientos de personas en cada rincón.
¡Un saludo!
Me gustaMe gusta