Es precisamente en estas semanas de masificación estival levantina cuando más me acuerdo de los tranquilos días de Mayo en los que paisajes idílicos aparecían cada tarde ante mis ojos y la luz era tan suave que incitaba a ir a buscarla con la cámara.
Por suerte, para que esos días vuelvan falta cada vez menos; y es que en según qué condiciones, el descanso de unos es el insomnio de otros (y viceversa).