Hay gente que no lleva nada bien las esperas por breves que sean. Se trata de esas personas que todos hemos visto alguna vez y que se caracterizan porque en la consulta del médico están dando paseos de esquina a esquina constantemente, en el supermercado se lanzan en pos de ser los primeros de la fila de la caja que acaban de abrir y a la hora de conducir circulan a escasos centímetros del parachoques del vehículo que les precede.
A mí, sin embargo, las esperas nunca me han supuesto ningún problema: de hecho me gusta llegar a los sitios con tiempo para, una vez allí, dedicarme a observar el entorno y recrearme en algunos detalles. Cuando quedo con alguien a una hora determinada y se retrasa un rato en la mayoría de las ocasiones viene pidiéndome perdón por la tardanza; y aunque sé que mi habitual «no te preocupes, a mí no me importa esperar» le suena a forma políticamente correcta de aceptar sus disculpas, en realidad le estoy diciendo una verdad como una catedral. Para mí, una espera no es una pérdida de tiempo; sino una ocasión perfecta para detenerse por un rato, mirar alrededor y aprender todo lo posible.
Esto mismo aplicado a una escala mayor representa mi propia filosofía de vida según la cual lo importante no es tomar atajos para llegar a los sitios lo antes posible; sino elegir un itinerario que te permita contemplar paisajes desconocidos de los que poder disfrutar y aprender al mismo tiempo. Precisamente, la carretera por la que circulo desde hace meses me sigue enseñando cosas sorprendentes cada día, pero en la lejanía veo un pueblo costero en el que voy a hospedarme durante unos días para empezar a trazar mi futuro más inmediato.
Contágiame de esa curiosidad, que soy un negado de la vida y todo lo veo negro.
Me das un poquito de envidia, envidia sana ¿eh?
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Seguro que tu viaje por esa carretera costera es hermoso, productivo y con buenas vistas. Cuando partas, algunos te echaran de menos, en el andén de la estación acuosa.
Saludos
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Bonita virtud la de ser paciente y sin duda bien aprovechada!!!
Saludos Venezolanos.. 😉
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Que buenas reflexiones! me inyectas de energías y a la vez me motivas a disfrutar de «esos» momentos.
Saludos
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