Durante los días que pasé recientemente en Oropesa del Mar hubo una tarde en la que me puse a caminar hasta llegar al inicio del camino L’Atall». Allí, a apenas unos metros del nuevo centro médico recién inaugurado distinguí un edificio que me transportó a aquellos años en los que compartía mañanas, tardes y noches de verano con mis amigos y que tan atrás parecen haber quedado ya.
El cine L’Atall cerró hace ya varios años y daba por hecho que habría sido derribado para construir en su lugar algún edificio de apartamentos como ha ocurrido con buena parte de los terrenos que rodean a esta localidad castellonense. Desde principios de los 90, el perfil de esta zona costera ha cambiado radicalmente y ya nadie se extraña si de un año para otro ha aparecido alguna nueva mole de ladrillos en cualquier lugar.
En Oropesa llegó a haber tres salas de cine por aquellas épocas. Bueno, llamarlas salas no es del todo correcto porque en realidad dos de ellas eran terrazas al aire libre y la tercera (situada muy cerca de la plaza del pueblo) añadía una zona cerrada que se utilizaba durante el invierno. En aquellos cines vi varias películas de la época con mis amigos, pero de la sesión que más recuerdos guardo fue la de aquella noche de 1990 en la que fuimos a ver La Sirenita precisamente en ese cine que podéis ver en la foto de ahí arriba.
A nuestras edades (yo tenía 10 años por aquel entonces) jamás se nos hubiera ocurrido ir caminando en plena noche por el borde de la carretera que sale del pueblo hasta alcanzar esa verja metálica que franquea la entrada al recinto, de modo que la madre de una de las chicas de la pandilla se ofreció a llevarnos en coche, metiéndonos un total de ocho personas en un Seat Ibiza de la época. Una vez allí, salimos a presión de aquel coche, vimos la película y al término de la misma volvimos a repetir la maniobra de acoplamiento para poder entrar todos en aquel coche tan pequeño. Y menos mal que eramos todos bastante delgados y no excesivamente altos, porque si no a alguno le hubiera tocado ir en el maletero.
De la película la verdad es que no recuerdo gran cosa; pero sí que ha vuelto varias veces a mi memoria aquella sensación tan aventurera que suponía ir al cine L’Atall. Aquella noche fue la última vez que vi una película sentado en sus butacas porque en los años posteriores los integrantes de aquella pandilla fuimos separándonos poco a poco y cuando quise darme cuenta me enteré de que el cine había cerrado sus puertas.
Por eso me sorprendió tanto descubrir que, pese a tener sus puertas ocultas bajo gruesos tablones de madera y ver crecer las hierbas sin control en la explanada donde la gente hacía cola para comprar las entradas, el edificio estaba prácticamente intacto.
Mirándolo detenidamente me pareció volver a aquellos años locos donde cada pequeña experiencia que se saliera de lo normal era para nosotros toda una hazaña; y os aseguro que sentir algo así, aunque sólo sea por un segundo, es algo muy grande.
Luis, las memorias de tus momentos con aquel cinema, ese cine en Oropeza, me recordaron algunos momentos que he asociado con cines, cinemas de mi infancia.
Como en distintas maneras aquellos cines que contenian diversos temas de mitologia en sus fachadas, sus puertas de entrada, sus paredes, techos, ahora son solo rectangulos con paredes vacias. Recorde tambien 2 peliculas que parece mencione a ti en carta.
Una es THE LAST PICTURE SHOW, pelicula hecha en Archer, Texas, un pueblo pequenno al norOeste de Houston. Los actores son Jeff Bridges, Cybil Shepherd y mas de los grandes actores en USA. De esta pelicula mi impacto es que muy poco ha cambiado en la mentalidad de algunas familias que viven en pueblitos asi aqui en USA. Es decir, de los annos 50s a la actualidad.
La otra pelicula es CINEMA PARADISO. Ambas seguro podrias asociarlas e identificar tus horas aquellas en Oropeza.
En las cercanias de Guadalupe, en Extremadura, detuvimos en un pueblito MUY pequenno.
Vimos un cinema casi en abandono, un edificio muy pequenno el hombre que vivia casi pegado al edificio nos dijo que la juventud se ha ido a Guadalupe, Caceres, Merida y el cinema era ahora concurrido solo por ancianitos. Las peliculas las ordenan por correo a Merida y les llegan una cada 2 semanas.
El cinema funciona aun con necesidad de un operador para los proyectores. El hombre en sus 75 annos, nos dijo que el cinema era parte de su infancia.
Solo fue posible hacer foto de la entrada principal. Espanna tiene tantos edificios clasicos que sobreviven. :->
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Hola K:
Efectivamente, en España todavía hay muchos edificios clásicos que sobreviven al paso del tiempo, pero también muchos otros se han perdido por descuido o directamente porque han sido demolidos.
Tomo buena nota de las dos recomendaciones de cine, pues de vez en cuando (si el tiempo libre lo permite) me gusta que me cuenten una buena historia.
¡Un saludo!
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Joe, qué tiempos. Yo frecuentaba asiduamente el cine L’Atall, bastante más que los otros dos porque era el que mejor nos pillaba viniendo de los cines y tenía más sitio para aparcar. Recuerdo días en que mi hermano, un amigo y yo nos quedábamos en el L’Atall y mis padres iban al del pueblo (no me acuerdo cómo se llamaba) y luego o íbamos andando por la carretera a su encuentro o una vez los dueños del cine nos llevaron allí en su coche (eran dueños de los dos).
Luego fueron cerrando. El año en que cerró el L’Atall me llevé un disgusto tremendo 😦 Cada cierto tiempo me acuerdo de él revisando las entradas que colecciono de todas las pelis que he visto en los últimos años.
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Si la memoria no me falla es el cine Capitol y me parece que ya lleva un par de años cerrado. Hoy en día, si queremos ir al cine en Oropesa no queda más remedio que ir a Castellón, porque allí ya no queda ni una sala abierta.
Por cierto, se me viene a la cabeza que mi última película vista en el cine del pueblo de Oropesa fue hace ya unos cuantos años («Dos policías rebeldes», para más datos) y desde entonces no volví a ir a esa sala 😦
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¿Que les parecería si el cine l´Atall reabriera sus puertas el verano que viene? Tengo entendido que hay una empresa dispuesta a reabrir el cine, el principal problema lo ve en la competencia que le haría el Cine a la fresca que le ofrece el ayuntamiento en el castillo.
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El recuerdo de las pelis que veíamos allá y sobre todo el recuerdo de los paseos de la playa al cine y vuelta al terminar con la pandilla, buscando la mano de aquella chica de Madrid. ¡Y como se oia pasar el tren desde este cine!
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