Review: Nikkor 16-85 mm f/3.5-5.6 G ED VR AF-S DX

Tenía echado el ojo desde hace tiempo al Nikkor 16-85 mm f/3.5-5.6 G ED VR AF-S DX por poseer un rango focal muy adecuado para el tipo de fotografía urbana que suelo realizar, ya que representa un cierto margen por encima y por debajo de lo que ofrece el habitual 18-55 que viene «de serie» con las cámaras réflex más sencillas.

Precisamente este rango en las cámaras equipadas con sensor DX para las que ha sido diseñado da como resultado unos ángulos de visión equivalentes a los clásicos objetivos zoom 24-120 mm de la época de las réflex analógicas que ofrecían una gran flexibilidad para ser usados en todo tipo de situaciones.

Pues bien, cuando hace apenas unos días me encontré con una buena oportunidad para hacerme con este objetivo, no lo dudé ni un segundo y un rato después ya lo tenía montado en mi cámara dispuesto a retratar a través de sus cristales todo lo que se me pusiera por delante.

Pues bien, fruto de mis experiencias y de las más de 500 fotografías disparadas con esta óptica que ha estado montada ininterrumpidamente en mi Nikon D40 durante las últimas dos semanas, surge esta review para compartir mis impresiones con vosotros. De cualquier modo, no esperéis un análisis técnico y sesudo sobre esta óptica porque para eso ya hay muchas webs que se dedican a ello con más medios y técnicas depuradas. Lo que yo pretendo hacer aquí es un artículo escrito con la premisa de narrar mis propias sensaciones tal y como es habitual en mí.

Autoretrato

El 16-85 VR en la mano

Las mejoras frente al objetivo básico de kit son, además de la ampliación de la gama de focales, la inclusión del sistema VR II así como una mejor calidad de construcción y materiales. Del mismo modo, una vez montado en la cámara enseguida notaremos que se trata de un objetivo más pesado y más sólido debido al mayor número y tamaño de elementos ópticos presentes en su diseño interno tal y como se puede apreciar en el siguiente diagrama.

Para que no tengáis que poneros a contar lentes, os diré que consta de 17 elementos ópticos repartidos en 11 grupos y que cuenta con dos elementos fabricados en cristal de baja dispersión (los de color amarillo) y tres de tipo aesférico para tratar de dar una buena calidad de imagen.

El exterior del objetivo está realizado en plástico de alta densidad contando con una bayoneta metálica y un anillo de caucho rodeándola para evitar en la medida de lo posible la entrada de polvo en el interior de la cámara. Lo que más miedo me da es que el abombado elemento trasero queda bastante expuesto al quitar la tapa protectora, por lo que habrá que tener cuidado para no golpearlo, ensuciarlo o rayarlo cuando estemos cambiando de óptica.

Review Nikon 16-85 VR

Con un peso de 485 gramos, 7,2 cm de diámetro y una longitud de 9,5 cm en su posición más compacta incrementándose hasta los 13,5 cm a medida que aumentamos la distancia focal, se complementa muy bien con las cámaras réflex menos voluminosas de la marca japonesa (D40, D5000, D90…). Por su parte, la unión con la cámara es sólida y transmite una buena sensación de robustez, permitiéndonos transportar el conjunto agarrándolo por el barrilete sin ningún problema.

Como podéis ver, sus dimensiones son bastante contenidas debido a que no es demasiado luminoso (f/3.5-5.6) y está diseñado para sensores DX. Si estuviéramos ante una de esas ópticas profesionales que poseen una apertura máxima de f/2.8 constante en todo su rango focal las dimensiones, el peso y, sobre todo, el precio del objetivo se elevarían considerablemente.

Por cierto, me gustaría señalar que esta óptica trae «de serie» un parasol de pétalos de anchura considerable debido al amplio ángulo de visión que es capaz de dar así como una funda de tela para guardarlo muy similar a la que venía de regalo con el Nikkor AF-S 35mm DX f/1.8.

En la parte frontal tenemos una rosca para filtros de 67mm de diámetro y en la parte central del barrilete (justo detrás del anillo de zoom) contamos con una ventana de distancias que si bien no es de gran utilidad por no contar con marcas para el cálculo de la profundidad de campo, sí que es un detalle elegante y que siempre se agradece.

Review Nikon 16-85 VR

De izquierda a derecha: 18-55 VR, 35mm f/1.8 y 16-85 VR

Como se puede ver en la imagen que hay sobre estas líneas, el tamaño del 16-85 VR no es mucho mayor que el de su hermano pequeño 18-55 VR si excluimos el parasol; aunque si buscamos una óptica actual de tamaño reducido gana por goleada el 35mm f/1.8 por su menor complejidad óptica así como por la ausencia del sistema VR y de engranajes internos encargados de la variación de la longitud focal.

En el lateral del objetivo, junto al estrecho anillo de enfoque, podemos apreciar los tres interruptores encargados de elegir entre enfoque automático o manual, la activación o desactivación de la estabilización óptica así como el que nos permite elegir entre los modos normal y activo del VR. Algo que podéis ver con más detalle en la siguiente fotografía:

Aprovecho para comentar que la diferencia entre los dos modos de VR disponibles estriba en que el normal es para usar la cámara a pulso como solemos hacer en la mayoría de las ocasiones y el active está diseñado para compensar las vibraciones que se producen al hacer fotografías desde un vehículo en movimiento, por lo que en teoría podremos captar imágenes desde un coche o un barco evitando las trepidaciones producidas por las leves vibraciones que emite dicho vehículo. De todos modos, todavía no he tenido ocasión de usar esta óptica en tales circunstancias, de modo que sólo os puedo hablar de esta característica «desde el papel».

Review Nikon 16-85 VR

Usando el 16-85 VR

A la hora de hacer fotografías lo que vamos a notar es una mayor nitidez y calidad de imagen en comparación con las ópticas más básicas como el conocido 18-55 tanto en su versión equipada con el sistema VR como en la no estabilizada. Ya había leído comentarios en muy diversos sitios que alababan la calidad óptica de este modelo y al fotografiar el mundo a través de él me doy cuenta de que estaban en lo cierto.

El túnel

Geométricamente se trata de una óptica con un ligero efecto barril en la focal más corta y un apenas perceptible efecto cojín en las más largas. Distorsiones que, de todos modos, sólo apreciaremos en el caso de disparar a elementos rectilíneos situándolos en paralelo a los extremos del encuadre, porque en las fotografías que haremos día a día con esta óptica no apreciaremos ninguna deformación a simple vista.

Como muestra, tenéis a continuación una fotografía de la puerta de Madrid hecha a 16mm y en la que no veréis deformaciones aparentes a no ser que cojáis una regla y os pongáis a contar píxels.

Puerta de Madrid

El objetivo apenas viñetea pese a estar diseñado exclusivamente para sensores de tipo DX, siendo apreciable solamente en la focal de 16mm a máxima apertura y disparando a una pared blanca o un cielo inmaculado. Al igual que en el párrafo anterior, os diré que en las fotografías que hagamos en el «mundo real» no vamos a apreciar oscurecimiento alguno en las esquinas a no ser que vayamos buscando este defecto de forma expresa, puesto que retratemos lo que retratemos siempre nos vamos a encontrar con variaciones en los tonos y la iluminación a lo largo y ancho del encuadre.

El pozo y las hojas

En cuanto a la longitud focal, si bien es cierto que echo de menos un poco más de alcance por la parte de arriba (estaría bien que que llegara a los 105mm o así) también es verdad que para eso ya tengo mi 55-200 VR y que lo que más se agradece son esos dos milímetros extra por debajo que consiguen que alcancemos 83º de ángulo de visión frente a los 76º que da un 18mm. Gracias a ello y a la distancia mínima de enfoque de 38cm desde el plano del sensor (ratio máximo de ampliación de 1:4.6) podemos conseguir imágenes muy impactantes que meten al espectador directamente en nuestras fotografías.

El banco solitario

En cualquier caso, recordad que cuanto mayor es el coeficiente de ampliación entre las dos focales extremas de un objetivo más deformaciones y problemas asociados nos vamos a encontrar; y por eso los zooms profesionales de Nikon, Canon y demás no suelen pasar de 2x o, como mucho, 3x para así asegurar una calidad óptica impresionante. Ópticas como el 18-200 de Nikon pueden ser muy prácticas para no andar cambiando de objetivo cada dos por tres, pero… ¿no es precisamente la variedad de ópticas existentes la razón de ser de las cámaras réflex?

Una cosa que me gusta mucho de este objetivo es que el enfoque es de tipo interno, de modo que nada se mueve externamente cuando variamos dicho parámetro. A la hora de variar la longitud focal el cuerpo sí que cambia su extensión, pero el elemento frontal no gira y esto nos va a permitir emplear un filtro polarizador sin tener que andar ajustando su ángulo de giro cada vez que modifiquemos el enfoque.

Enfoque que, al estar gobernado por un motor interno de tipo AF-S, es rápido y silencioso y que suele ser preciso incluso en situaciones complicadas como contraluces o texturas sin demasiado relieve. De todos modos, este parámetro depende sobre todo de las habilidades de la cámara en la que montemos el objetivo, aunque a ello también contribuye la apertura máxima del objetivo empleado, ya que cuanta más luz incida sobre el sensor más fácil será «ver la escena» para el sistema de enfoque.

Sombras complutenses

Por otra parte, la calidad de imagen conseguida con este 16-85 VR es superior a la que me ofrece el 18-55 VR bajo condiciones de uso similares y, en general, se nota que la nitidez es mayor y el contraste de las escenas también. La diferencia no es que sea radical porque aunque el 16-85 VR tiene más calidad que el objetivo que viene de serie con las cámaras de gama baja, éste se defiende bastante bien y es capaz de lograr imágenes muy decentes si somos conscientes de las limitaciones de nuestro equipo fotográfico.

Estatuas, conventos y cielos

En cuanto a la estabilización, el VR de segunda generación demuestra sobre el terreno tener unas prestaciones ligeramente superiores al original: no vamos a conseguir fotografías perfectamente nítidas con exposiciones de medio segundo, pero sí que nos va a permitir hacer fotografías bastante presentables cuando la luz ambiental está empezando a bajar sin tener que tirar de ISOS altos o usar un trípode.

Esta revisión del estabilizador óptico tiene además una característica bastante útil, y es que a la hora de hacer barridos es capaz de detectar en qué eje lo estamos realizando y sólo compensará las vibraciones en el eje perpendicular para que así la estela dejada por el movimiento sea más suave. Es decir, que si estáis realizando el barrido a un coche que pasa a vuestro lado, la electrónica del objetivo detectará la dirección del movimiento en el eje horizontal y sólo realizará la compensación de las vibraciones en el vertical.

Rosa

Por lo demás, sólo me queda comentaros que el mayor peso del conjunto con respecto al objetivo básico se nota cuando llevamos varias horas haciendo fotografías. Concretamente la pareja D40 + 16-85 VR se planta en los 1080 gramos, por lo que si llevamos la cámara colgada directamente del cuello podemos acabar un poco doloridos tras una larga excursión. De todos modos, un día de estos os hablaré de la forma correcta de llevar la cámara para no acabar con las cervicales hechas polvo.

Conclusiones

Aunque el 16-85 VR es un objetivo con un rango focal más amplio y una mejor construcción y calidad de imagen que el habitual 18-55 que suele venir con la mayoría de cámaras réflex de gama baja y media, hay que admitir que su compra es cuestionable por no suponer una mejora radical con respecto a este último.

En mi caso me he hecho con él porque los dos milímetros extra de angular me vienen muy bien y porque la mayor parte de mis fotografías urbanas las suelo hacer en el rango focal que comprende esta óptica; pero entiendo que mucha gente no le verá el sentido a la compra del objetivo.

Procesión del corpus 2010

Por lo tanto, recomiendo su adquisición a aquellos que quieran una óptica eminentemente callejera, con una buena calidad de imagen y un acabado bastante cuidado. Y en todo caso, si de momento sólo tenéis un 18-55 VR acompañando a vuestra cámara, mejor invertid vuestro dinero en otro tipo de óptica (ultra-gran angular, ojo de pez, teleobjetivo…) porque esos objetivos sí que os van a permitir hacer fotografías que de otro modo no podríais realizar.

Más fotografías de ejemplo tomadas con el 16-85 VR

Aunque las imágenes que habéis visto hasta el momento han sido hechas con el 16-85 VR, a continuación os ofrezco algunas más que os pueden dar una idea del tipo de escenas que podemos captar con esta óptica montada en una humilde Nikon D40:

Bifurcación

Concentración motera en la plaza de Cervantes

Las cigüeñas

Retrato en piedra

Procesión del corpus 2010

Magistral

Por cierto, os recuerdo que haciendo click en cualquiera de las fotografías de ejemplo accederéis a su página en Flickr donde podréis consultar algunos datos técnicos o acceder a versiones a más resolución.

Otras reviews de este objetivo (en inglés)

Photozone

Thom Hogan

Cameralabs

* Todos los artículos de este tipo en https://luipermom.wordpress.com/fotografia

16 pensamientos en “Review: Nikkor 16-85 mm f/3.5-5.6 G ED VR AF-S DX

  1. Tenía ganas de leer tu review, desde que vi en Twitter que lo habías comprado. Yo pensé en comprármelo hace un mes cuando me compre la D90, pero al final me conforme con el 18-105 que viene en pack y sale bastante barato. No es lo mismo, pero bueno, tampoco esta mal.

    Por cierto, a ver si nos vemos un día de estos.

    Saludos Luis 😉

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    • ¡Hola Ricardo!

      Yo estoy encantadísimo con el 16-85 VR y desde que lo tengo no he montado otra cosa en la cámara. Me gusta un montón la sensación de robustez que transmite y, sobre todo, la calidad de imagen que da.

      Y sí, oye, tenemos que vernos un día de estos y así charlamos un rato, que hay novedades a la vista y a lo mejor de aquí a un tiempo no me es tan sencillo acercarme por Madrid… 😀

      ¡Un abrazo!

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    • Pues el 16-85 VR puede ser un buen candidato a hacer compañía a ese 35mm . Por cierto, yo a veces me he ido con mi D40 y mi 35mm f/1.8 a hacer fotos sin nada más y han quedado algunas geniales, así que creo que creo que aunque hiciste una apuesta arriesgada al acompañarla nada más que con una óptica fija, por lo que veo en tu flickr ya te está dando muchas alegrías 😉

      ¡Un saludo!

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  2. Luis, tienes la enorme virtud de picarme siempre con los objetivos que te compras. Ya lo hiciste con el 50mm 1.4 y luego con el 35mm 1.8.

    Me compré ambos para mi D40 y te agradezco el consejo, porque estoy muy contento con ambos cristales.

    Pero tengo una duda.

    Cuando crees que se quedará corta la D40? Llevo un par de meses pensando si no ha llegado ya el momento de cambiarla por una D90 o algo mejorcito. Los 6 Mpx del sensor se notan cada día más, sobre todo cuando usamos buenos cristales.

    Como te conozco (te leo tanto que ya casi considero que te conozco, permíteme la atribución) estoy seguro que también te estás planteando cambiar el cuerpo. Voy bien encaminado?

    Lo digo porque casi prefiero esperarme a ver qué te compras y leer tus reviews, que siempre contestan a mis dudas.
    Crees que una D90 ya se quedó antigua como para cambiar desde la D40?

    Qué opinas de comprar cuerpos de segunda mano? Sería buena idea buscar una D200 o una D3?

    Gracias por tu blog, es el que más leo sobre fotografía porque lo considero el más humano.

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    • Bueno, en teoría los 6 Mpixels de la D40 son una ventaja con respecto a las ópticas más que una desventaja. De hecho, cuanta más resolución tiene una cámara mejores ópticas exige porque al ser mayor el detalle más defectos salen a la luz.

      En todo caso te entiendo muy bien (y veo que me conoces bien, jeje) porque a mí también se me ha pasado por la cabeza lo de cambiar de cuerpo (de la cámara; con el mío estoy contento 😀 ), pero más que nada por la compatibilidad de las ópticas antiguas con el enfoque automático. Lo que ocurre es que no sé si tirar por una D90 de primera mano, una D200 de segunda (ya no se encuentran nuevas) o liarme la manta a la cabeza y lanzarme a por una D300s directamente.

      Lo que no voy a hacer (al menos de momento) es pasar a Full Frame por el tema de que las ópticas que hacen falta para conseguir fotografías de calidad cuestan un ojo de la cara y ahora mismo sólo mi 50mm f/1.8 y el 35-70 f/3.3-4.5 serían compatible con este tipo de cámaras.

      Sea como sea, cada día noto cómo le voy sacando más partido a mi D40, por lo que entiendo que todavía no ha llegado el momento de cambiarla por necesidad (ahora mismo sería más bien por capricho) y eso es lo que me frena a la hora de ir mañana mismo a una tienda y traer una cámara nueva debajo del brazo.

      Por cierto, muchas gracias por tus palabras sobre el blog, pues siempre intento ser muy cercano a la gente y tratando de echar una mano en todo lo que pueda.

      Si necesitas algo de mí ya sabes dónde encontrarme. ¡Un saludo!

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  3. Gracias Luis.

    Estoy suscrito a muchos blogs de fotografía, pero parecen más catálogos de novedades que fuentes donde aprender nociones sobre este arte.

    Yo también voy mejorando mucho. He hecho un par de cursos tipo fotowalk donde aprendes tanto de los monitores como del resto de participantes.
    Hace tiempo que aprendí que hay que olvidarse del modo automático y siempre me muevo entre prioridad Apertura o Velocidad.

    Pero sabes otra cosa? Que me va entrando el gusanillo de hacer una foto como los profesionales, enfocada al 100%, contraste al máximo, nitidez absoluta…

    Y eso la D40 no te lo da ni de coña. Tampoco creo que la D90 llegue a esos extremos. La D200 si, sin duda eso ya es una delicatessem.

    Hablando con compañeros de trabajo he oído de una tienda en Barcelona que «reacondicionan» cuerpos de la D200 y D300, con 1 año de garantía. Creo que lo probaré por ahí, una D200 de algún caprichoso que se desprendió antes de la cuenta.

    Lo dicho, te sigo leyendo a diario.

    Un placer.

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    • Hombre, las fotos de los profesionales están hechas con equipos profesionales que quedan fuera del alcance del común de los mortales. De hecho en el mundo de la moda o la fotografía de paisaje para revistas y demás (rollo National Geographic y similares) se emplean cámaras Hasselblad o Mamiya, que tienen resoluciones brutales y unos sensores mucho más grandes que un negativo de 35mm y que cuestan varios miles de euros.

      De todos modos, si quieres obtener fotografías nítidas hay dos cosas que influyen mucho: usar una óptica que de mucha nitidez (un sencillo 50mm f/1.8 da muy buen resultado a partir de f/2.8) y disparar en RAW para luego en casa jugar con los parámetros de la fotografía con calma. De hecho, desde que uso Lightroom noto que consigo mejorar notablemente mis imágenes con respecto al disparo en JPG que realizaba al principio de comprarme la réflex.

      Y con respecto a la D200, no sé si dará muchísima más nitidez que la D40. De hecho te prevengo que para sacarle partido a las cámaras de gama profesional hay que pasarse muchas horas pegándose con los bancos de configuración y haciendo pruebas; y mucha gente se desespera al dar el salto desde una cámara más sencilla porque al principio no consiguen sacarle tanto partido como a la cámara a la que estaban acostumbrados anteriormente.

      ¡Un saludo y gracias por leerme! 😉

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    • Yo de momento sigo tan encantado (o más) con él que al principio. Cuanto más lo uso más aprecio sus bondades para el «callejeo», así que a ver si saco las últimas fotos de la cámara y publico algunas por aquí.

      ¡Un saludo!

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  4. Impecable como siempre Luis. Descubrí tu blog gracias al análisis que hiciste del nikkor 35mm y desde ese momento sigo todas tus publicaciones. Muchas gracias por regalarnos tanto empeño y tan bellas imágenes. Felicitaciones

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    • Hombre, en caso de tener ya un 18-55 o similar yo me lanzaría de cabeza a por el 10-20 porque te va a permitir hacer fotografías muy radicales. Los 2mm se notan a la hora de componer; pero es que a esas distancias tan cortas un sólo milímetro ya hace algo. Por eso mismo te digo que disparar a 10mm tiene que ser la bomba (aunque es complicado componer a esas focales porque te tienes que echar literalmente encima del motivo principal de la imagen para llenar el encuadre).

      ¡Un saludo, Mateu!

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  5. Pingback: Review: Sigma 10-20mm D 1:4-5.6 DC HSM | No sé ni cómo te atreves

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