Me gustaría dedicar esta entrada a hablar de los comentarios que dejáis en el blog. Bueno, no me refiero a los comentarios como tales, ya que esos los voy respondiendo uno por uno; sino a algunos aspectos relacionados con este tema que de vez en cuando se me pasan por la cabeza pero que no dan como para redactar una entrada al completo. Por eso voy a enumerar una serie de puntos que considero de interés sobre el importante tema de los comentarios:
Lo primero de todo que me gustaría señalar es que leo absolutamente todos los comentarios que dejáis. Cada vez que alguien escribe un mensaje en el blog me llega una copia del mismo al email, y gracias a ello puedo saber de su existencia de manera relativamente inmediata. Lo que ocurre es que si bien leo los comentarios más o menos según llegan, a responderlos suelo dedicar un rato cada dos o tres días porque no siempre tengo tiempo (o ganas) para ponerme a ello.
Por lo tanto, si habéis planteado alguna duda o consulta en cualquier entrada del blog no os preocupéis porque antes o después responderé a ello ya sea para echar una mano o para decir que no tengo ni idea sobre el asunto planteado. El caso es que nunca dejo preguntas sin respuesta porque me gusta poder echar una mano a los demás.
De cualquier modo, en las últimas semanas me he dado cuenta de que el número de comentarios diarios se ha elevado considerablemente, y prueba de ello es que ahora mismo hay nada menos que treinta comentarios nuevos desde la última vez que me puse a responderlos (que fue hace apenas cuatro o cinco días). No tengo ningún problema en ello ni representa ningún agobio para mí, pero esto me ha llevado a ser algo más conciso en mis respuestas. Si antes me explayaba a la hora de responder a cualquier cosa, ahora intento ir más «al grano» pero siempre intentando dar toda la información posible.
También me gustaría aclarar que no poseo un control directo sobre los mensajes que son considerados como spam por el sistema de gestión interna del blog. A veces se cuelan como buenos comentarios que no son más que burda publicidad y en otras ocasiones comentarios perfectamente válidos se van a la carpeta de spam por contener alguna palabra clave o un par de enlaces. Como os digo, lo único que puedo hacer ante esto es echar un vistazo de vez en cuando a la carpeta de «comentarios no deseados» y rescatar de ella aquellos que están ahí por error. Por lo tanto, si veis que habéis escrito algo y no aparece de forma más o menos instantánea, lo más seguro es que salga a la luz al cabo de unas horas.
Bueno, pues por el momento eso es todo con respecto al tema de los comentarios. Siento la parrafada que os he soltado, pero como veo que a veces os surgen dudas sobre si leo los comentarios de las entradas antiguas y tal, prefiero dejar claro todo esto y que así veáis cómo gestiono este tipo de cosas.
¡Un saludo y gracias por leerme!
interesante paradoja que se plantea en esta entrada
articulo de comentarios sin presencia de estos
por suerte aqui estoy para deshacerla, equisdé
Me gustaMe gusta
LOL!!
Premio al comentario más original de la jornada… 😛
Me gustaMe gusta
Se agradece el post, aunque los que te leemos hace tiempo ya sabíamos que te los lees todos. Pero está bien que se nos reconozca este mínimo esfuerzo que hacemos al comentarte. No es lo mismo currarse un blog que comentar de vez en cuando, pero.
Y como dice el damagum, XD.
Me gustaMe gusta
Siempre intento agradecer el hecho de que la gente comente, pero quería escribir esta entrada comentando una serie de cosas que se me pasan habitualmente por la cabeza sobre este tema. Sobre todo cuando de vez en cuando la gente se pregunta si me los leo todos (y la respuesta es SÍ).
¡Un saludo!
Me gustaMe gusta