Bienvenidos a 1985: el año en el que Gorvachov se convirtió en presidente de la unión soviética y Ronald Reagan inició su segundo mandato en la casa blanca, dando lugar a las conversaciones que marcarían el final de la guerra fría. De cualquier modo, a mí todo aquello de la política me pillaba muy lejano, y yo sólo me preocupaba de divertirme y ver a Eva Nasarre en la tele.
La primera de las imágenes que ilustran esta entrada corresponde al día que cumplía cinco años. Como veis, estaba a punto de zamparme un bollo de chocolate y, por la cara que pongo en la foto, debía de estar viendo Barrio Sésamo, ya que en el mueble al que miraba estaba colocada la televisión y teniendo en cuenta que era la hora de la merienda, es muy posible que estuvieran emitiendo las andanzas de Espinete, Don Pimpón y compañía.
En aquellos años los cumpleaños se celebraban en mi casa con la familia; aunque poco después empezaría la época en la que para esas celebraciones invitaba a mis amigos y celebrábamos allí una merendola con patatas, Fanta y tarta de almendra. Muy ochentero todo, vamos… 😛
La siguiente imagen pertenece al mes de Julio y está tomada en Oropesa del Mar. Concretamente en la zona sur de la playa de la concha, casi pegado a la cala que hay al final del actual paseo (por si alguien conoce la zona y quiere situarse). La verdad es que se me hace raro ver cómo en aquellos años apenas había gente en la playa, ya que hoy en día en esa zona (bueno, en realidad en toda la playa) la proliferación de sombrillas es notoria.
Por cierto, no sé si os habrán llamado la atención, pero yo no puedo dejar de fijarme en las horribles cangrejeras que llevaba en los pies por aquellas épocas. Es verdad que ahora parecen (y de hecho lo son) un espanto; pero entonces eran de lo más habitual y todo el mundo tenía unas metidas en su armario.
La tercera imagen está tomada el mismo día que la anterior (recuerdo la sesión fotográfica) y en ella se me ve sentado en una barca y con la urbanización de fondo. Lo más curioso es que en la parte derecha se puede ver en obras la zona en la que tenemos el apartamento actualmente, pues el primero (que vendimos hace ya veinte años porque se nos quedó pequeño con el nacimiento de mi hermana) era una de esas terrazas que se ven en la parte izquierda.
También es curioso comprobar cómo antiguamente había siempre barcas varadas en la playa que pertenecían a gente que salía a pescar o simplemente las tenían como medio de recreo. Con los años construyeron el puerto deportivo y ya no permitieron dejar las barcas en la playa, pero yo creo que la vista de una playa con barquitas en la arena es algo siempre agradable y que se he perdido en muchos lugares costeros; aunque por suerte pude ver algo así de nuevo hace cinco años en Galicia.