Durante las pasadas Navidades estuvo instalado en la plaza de Cervantes un pequeño mercado navideño compuesto por algunos puestos en los que se podían encontrar los habituales pendientes, pañuelos, velas y abalorios diversos.
Estuve haciendo fotos entre los puestos y tal, pero no sé si es que no estaba demasiado inspirado o que realmente no tenían ninguna historia que contar. El caso es que tras un breve chaparrón invernal pasaba con mi cámara por la plaza y me encontré la siguiente escena, demostrando una vez más que las buenas fotos siempre aparecen de forma completamente improvisada.
No sé ni cómo te atreves 
Me gusta mucho esta foto. Casi se intuye la mirada de la niña llena de curiosidad y ansia.
Un saludo 🙂
José Barceló
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Profundidad de campo justa: desde el fondo difuminado pero con suficiente nitidez para mantener el contexto hasta el protagonismo del primer plano, que además está en el tercio inferior izquierdo, el punto más indicado para atraer la atención.
Se ve una diagonal entre la familia protagonista y el reloj al fondo.
Además la vertical está dividida en tercios por los tres planos: la familia, el mercadillo, y el fondo urbano con el reloj recortado contra el cielo.
Los principios estéticos están sentados desde hace siglos, y los más arraigados parecen estar todos presentes aquí.
Una buena foto es, para mí, una combinación de habilidad y fortuna. Una vez la fortuna provoca el instante, luego está el ojo y la técnica del fotógrafo para dar con la exposición y la composición.
Enhorabuena por econtrar el momento y por el buen hacer de esta foto.
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Muchas gracias a ambos por vuestros comentarios. Como digo en el texto, las fotos más bonitas aparecen por sí mismas, sin buscarlas, y precisamente sobre eso me gustaría escribir una entrada en los próximos días.
¡Un saludo!
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