Me asomé por la ventana y segundos después ya bajaba los escalones de dos en dos.
Llegué a justo tiempo de cazarlo antes de que se apagara. Menos mal.
Me asomé por la ventana y segundos después ya bajaba los escalones de dos en dos.
Llegué a justo tiempo de cazarlo antes de que se apagara. Menos mal.
Hay veces que al ver el sol me gustaría tener una chincheta, con la que poder detenerlo en el cielo y que no se moviese, el día no terminase y el tiempo se detuviese…
Me gustaMe gusta
Has visto que bonito lo de Combusso, te sirve de pie de la foto.
Me gustaMe gusta
Preciosa foto
Me gustaMe gusta
Pingback: Los múltiples colores del atardecer « No sé ni cómo te atreves