No ha pasado mucho tiempo desde que os comenté que para ampliar un poco mi equipo fotográfico había decidido hacerme con un teleobjetivo moderado y un 50mm luminoso. Pues bien, el miércoles a última hora de la tarde me llegó el tele (al final la versión no VR; me hicieron una oferta que no pude rechazar ) y en breve caerá en mis manos el ansiado AF-D Nikkor 50mm 1:1.8 ideal para escenas con poca luz. De momento no he podido trastear mucho con el 55-200 porque esta semanita ha sido bastante aciaga en la oficina, pero por las pocas pruebas que he podido hacer en casa y a través de la ventana creo que lograré algunas fotos bastante chulas por la ciudad.
No creáis que un teleobjetivo es sólo para paparazzis y capturadores de exclusivas a distancia, pues es una herramienta muy adecuada para retratos gracias a que su distancia focal permite desenfocar mucho el fondo y resaltar el motivo principal. Me vendrá muy bien para mis habituales fotografías a gorriones y fuentes y también para realizar algunos experimentos en tilt-shift 😛
Su nombre completo es AF-S Nikkor 55-200mm 1:4-5.6G ED y se trata de un objetivo dotado de enfoque automático mediante motor ultrasónico (por tanto plenamente compatible con las Nikon D40 / D40x / D60) y no excesivamente luminoso dado que es uno de los más sencillos en la gama de Nikon. Tiempo habrá de hacerse con un tele de gama más alta dentro de un tiempo cuando sepa sacarle el jugo a sus posibilidades; pero de momento me interesaba más practicar el tema del rango focal (el 18-55 que viene con la cámara es bueno para fotos generales de paisaje, pero se queda corto para acercarse a los detalles) que las altas prestaciones. De cualquier modo pese a que, como os digo, se trata de un objetivo bastante sencillo, fijaos en la cantidad de lentes que posee en su interior en la siguiente «radiografía»; y es que los zooms suelen ser complicados de realizar sean del rango que sean.
Podéis imaginar la complejidad de diseño y montaje de un objetivo de este tipo, y es que en estos ingenios, una desviación de medio milímetro significa la diferencia entre una buena calidad de imagen y un desastre absoluto. Cuando el objetivo enfoca o giramos el barrilete exterior para variar la distancia focal comienza un baile interior en el que participan todas las lentes y que necesita de una precisión absoluta.
Para luminosidad ya está el 50mm 1.8D que en teoría tendré en mis manos el Lunes y del que os hablaré en otro momento. De momento aprovecharé este fin de semana para experimentar un poco con este 55-200, las distancias medio-largas y el juego que pueden dar. Así que nada; ya os podéis imaginar que en breve habrá fotos nuevas por aquí 😉
Pues ale a disfrutarlo jaja
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que distancia tiene ese lente ? hasta cuantos mts ? me sabrias decir gracias !
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Yo estoy por comprarme una D5100 y tentra dos lentes un 18-55 y un 55-200 espero que valga la pena… Haha Se pude calar la fotografía infraroja en la d5100 ? ( Con un filtro IR )
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