Hoy tuve un sueño realmente extraño que consistía en que decidía comprar un perro para dar un poco de alegría a la casa. Son unos animales fascinantes que siempre me han llamado la atención por su inteligencia y el cariño que regalan a las personas que les tratan con amor.
Lo que ocurre es que en mi sueño los perros no se compraban en una tienda de mascotas, sino en una especie de máquina de refrescos situada en un centro comercial de la que salían lindos perritos ultracongelados metidos en una funda de plástico transparente como si de un bocadillo se tratara.
El caso es que había que meter cinco euros (en monedas o en billetes) por una ranura y a continuación se elegía un modelo de perro. Acto seguido salía por la ranura inferior de la máquina junto con unas instrucciones que aconsejaban descongelar el perro dejándolo un par de horas junto a la chimenea de casa para que así poco a poco fuera despertando de su forzada hibernación.
Tuve suerte de despertar poco después y no recordar cómo terminaba la historia, pues eso de descongelar a un pobre perrito no ha de ser algo muy agradable para la mascota ni para el dueño.
En fin, sé que siempre sueño cosas raras, pero la de hoy se lleva la palma; lo peor es que una vez me había espabilado un poco comencé a preguntarme: ¿veremos cosas así en el futuro?
Luis, lo importante es la conciencia de la gente sobre los animales y que cada vez se conciencien en que no son objetos, sino seres de carne y hueso que sienten.
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Por supuesto; y esa es una lección que si bien siempre tuve clara, pude comprobar muy de cerca hace unos meses. Hay que reconocer que los perros (y en general las mascotas) son capaces de dar un cariño que muchas personas no serían capaces de regalar a nadie.
¡Un saludo y gracias por tu comentario!
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